miércoles, 23 de septiembre de 2009

Mujer contra mujer

“Nada tiene en especial, dos mujeres que se dan la mano…” Frasecita repetitiva, rima asonante que nació conmigo, rima que, quien lo diría, me identificaría 20 años después. Un himno de los ochentas, que canto por esta época.

Yo no sé qué pasó, o qué debe pasar para que alguien se sienta atraída por otra chica, sólo sé que las personas se enamoran de las personas y no piensan en el sexo, o al menos eso me pasó a mí. He querido sin distinción de sexo ni edad, ni religión ni nada ( sino que lo diga el seminarista)

En fin, cuando conocí a Mariela supe que no quería ser sólo su amiga, supe que ella era una chica para otra chica, y esa otra chica debía ser yo. Si bien temí que ella no sintiera lo mismo, el tiempo la ayudó a entender que en cuestiones de sentimientos siempre pierde el que tiene miedo.

Nunca me quise considerar lesbiana, aún ahora no lo siento, año y medio de relación heterosexual me impiden hacerlo, y haber dejado al hombre que creí, era para mí, por una duradera ilusión homosexual de hace poco más de 3 años me hacen reconsiderar la situación.
Pienso en el quiebre, en ese punto álgido en el que decidí no ser más quien creían que era, sino mas bien ser quien quiero ser (por ahora) Nada me garantiza que me quiera quedar así, y nada me garantiza que haga lo contrario.

Quizás fue una estupidez terminar con él, pero también puede ser una estupidez no darme esta oportunidad, tener una nueva forma de amar, tener a alguien como yo, alguien a quien esperé por mucho tiempo, porque yo siento atracción por chicas desde que tengo uso de razón, siempre, siempre, siempre, me sentí atraída por un hombre…y por una mujer.

Ahora espero que la sociedad no se siga escandalizando con relaciones como la mía, que mi familia por ahora no lo sepa, que mis amigas se callen y que las monjas del lugar donde estudio nunca se enteren..."y lo que digan los demás está demás..."