martes, 17 de noviembre de 2009

Ay, ay, ay

Generalmente las personas se molestan cuando se dice la verdad, cuando la simple, pura y sincera verdad de las verdades sale a la luz, la gente se araña, se molesta, critica, insulta y denigra.

Cuando escribí el post sobre Giuliana Llamoja no imaginé la cola que traería, ni que tuviera tantos fans y tantos detractores, pero yo solo atino a escribir porque lo quiero hacer y punto.

Si me hacen una pregunta en la que me es imposible mentir pues tengo que decir la verdad, si una amiga me pregunta si se ve gorda con una carpa encima pues tengo que decirle que está hecha una cerda y punto. Si un periodista me pregunta si me parece justa la excarcelación de Giuliana Llamoja pues tengo que decir que me parece injusto y ya, la opinión de las personas se respeta y la mía no tiene por qué ser la excepción, para algo están los blogs, para que cada uno escriba las cosas que desea y punto y si a alguien no le parece pues nunca más cae por ese blog y ya.

Yo no lloro por un comentario, no me jode si no me leen, yo hago una catarsis por este medio cada vez que puedo, yo escribo lo que se me de la gana y ya y al que no le gusta que no me lea y punto.

Si hay gente que no piensa como yo pues me da igual, es lo normal, por algo somos seres racionales y sabemos discernir, a ellos también debe darles igual lo que yo escribo, por que al fin y al cabo no soy la dueña de la verdad y por hacer un post inocente no me deben amenazar con irrisorios juicios o tanta huevada más, pero en fin, escribir es fácil, pensar en lo que se escribe, no.

Yo no creo que la señorita Llamoja merezca la pena de muerte, pero tampoco creo que haya recapacitado por el delito que cometió, por la "tragedia" que vivió...porque los errores sólo se enmiendan si es que uno se arrepiente de lo que hizo.

Así que no me queda más que sonreir frente a cada estupidez de comentario que escriben los fanáticos de las caretas, porque total, es mejor una mentira que complazca a una verdad que duela.